jueves, 22 de noviembre de 2018

Vivamos Pues


Nuestro paso por ese mundo es breve, aunque nos parezca largo. El tiempo que usamos para tomar la experiencia consume tres cuartos de nuestra existencia, en esos tres cuartos, nos equivocamos, sufrimos, metemos la pata, nos comprometemos en asuntos terribles, cometemos los errores más terribles, sucumbimos a tentaciones, caemos en la mentira, nos sorprendemos por cualquier asunto, lloramos por nimiedades, entregamos el sentimiento, nos encadenamos a otros que quizá estén peor que nosotros, afrontamos dudas, buscamos caminos, torcemos el paso; total... aprendemos... el cuarto de vida que nos queda, es para hacer de nuestro diario vivir un espacio sustancialmente diferente donde las ventajas dominen, las satisfacciones abunden y las alegrías nos sobrepasen. En teoría así debería de ser, para eso se aprende, pero en la práctica casi nadie obtiene de esa fase larga y tediosa, lo que supuestamente hay que obtener y nos pasamos ese último pedazo de vida, en peores atrocidades, en soberanos estados depresivos y en soledades aplastantes. Aprendemos sí, y usamos ese aprendizaje también, pero igualmente en simplezas: en la búsqueda de una posición social, en el bienestar emocional, en el reconocimiento de los demás... y dejamos lo esencial en el camino, en el olvido: el aprender a vivir. No damos por sentado que nada se necesita nada para nosotros para ser felices y vivir en paz... es dando, como se vive a plenitud. El que da, de corazón vivirá sin temor al final, sin miedo a una conciencia verduga. Vivamos pues.