domingo, 27 de noviembre de 2011

Hoy




Hoy siento tu presencia,
tu pasado en mi presente,
tu distancia en mi camino,
tus ayeres y tus sueños
tocando mis realidades.

Hoy camino de tu mano,
tu voz me lleva acariciado
por el contorno de tu piel
respirando el aroma
cautivante de tu ser.

Hoy me enredo entre tu pelo,
en la madeja de tus ideas
y en el laberinto de tus palabras
envuelto en verbos y acentos
cavilo en tus desesperanzas.

Hoy dirigo apresurado
la vista a la pálida languidez
de tu rostro demacrado
y es espejo de profundidades
que refleja este destino.

Hoy contemplo muy alejado,
el paisaje que no fue pintado
más que por el pincel
que recoge de la vida...
el color oscuro de la muerte.

Hoy y sólo hoy, está pesado
el pensamiento ensimismado...
hoy se torna el ayer en nada
y la nada en llanto inexistente
de unos ojos que no son míos.

Hoy el cielo me pregunta
cuándo y dónde cayó el ave,
que cantaba amaneceres...
Y yo le digo... no ha caído...
solamente se ha dormido.

Hoy deja de ser el hoy...
es confuso y traicionero,
es la imagen que perdida
se hunde por completo
en la saga de mi vida.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Aprendamos a Morir




En el curso de la vida se aprende a vivir, pero lo que en realidad se necesita es aprender a morir. Nos entregamos por completo a la tarea de existir con todo lo que a eso atañe: amor, cariño, dependencia, empeño por sobresalir, experiencia, dolor; aprendemos la forma correcta de comportarnos socialmente, aprendemos los códigos sociales que nos mantienen como miembros de una colectividad, aprendemos a aprovechar el pasado y nos mantenemos planificando un futuro.

Todo en nosotros gira en torno al sentido de la vida, la tristeza y la alegría, la suerte o la mala disposición, lo bueno y lo malo, absolutamente todo está dentro del molde de la existencia, de nuestra existencia.

La muerte es apenas una sombra lejana por mucho tiempo, algo que afecta horriblemente a otros y de ellos nos sentimos alejados, ajenos... la comprensión de la muerte se abrevia en una sola cosa: desolación.

Y aunque poco a poco vamos comprendiendo que todos tenemos un final y que ese final se llama muerte, nuestra postura ante ella es siempre de rechazo, de un rechazo ilógico y brutal que nos aprisiona cruelmente los sentimientos y hace saltar los resortes que nos impulsan a buscarle sentido a ese final de la existencia.

En ese curso de la vida, la muerte se hace presente en nuestras vidas, presentando el contraste absoluto que hay entre la existencia y el final de ella. La muerte nos toca indefectiblemente en lo más íntimo, en ese nuestro interior que es tan sagradamente privado que nos sentimos violados ante la irrefrenable presencia de la muerte.

Y entonces, vivimos anticipando nuestra muerte, que va acercándose a nosotros por muchas vías. Y el miedo a caer por fin en su reino nos provoca sudores y espasmos más allá de lo físico.

Y redoblamos nuestros cuidados, sacrificamos nuestras costumbres y adquirimos hábitos que antes ni siquiera imaginamos seguir, balanceámos de alguna manera nuestras relaciones humanas, buscamos con ahínco un recurso reconfortante que nos "ayude" a comprender el paso final.

Y todo esto de nada sirve. Porque la perspectiva no es la correcta. A la muerte no se comprende ni analiza, debemos como al principio se dijo: aprender  a morir.

Y... ¿Cómo es que podemos aprender a morir?

Uno de los pasos capitales es el desprendimiento de nuestro interés por el mundo material, somos concientes que debemos hacer uso de todo lo que el mundo físico ofrece, pero también comprender que ese uso no es exclusivo, permanente ni indispensable.

El precio que debemos pagar por la separación física con los seres queridos, es alto, nos conduce a depresiones, a dolores inimaginables y a enfrentar nuestra conciencia cuando fuimos los generadores de problemas. La desolación antes mencionada nos invade totalmente y la soledad causada por la muerte es indescriptible. Debemos adelantarnos mentalmente a ese momento, ponernos en esa situación de pérdida y otorgar desde ya, el perdón necesario a los demás y trabajar en nuestra naturaleza para ser dignos a la vez de ser perdonados.

Y por útimo, debemos estar completamente convencidos que la muerte es el proceso natural de la vida, que no es algo independiente de la existencia, que así como tuvimos la oportunidad de nacer, así tendremos sin objeción ni duda, la oportunidad de morir.

No es fácil ni placentero el encausar nuestra mente por esos caminos, y es porque nos inclinamos demasiado a la vida que perdemos la senda lógica de la existencia. El morir es el último paso de nuestra vida y es uno que debemos dar con dignidad y sabiduría.





miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Y Ahora Qué?



Hoy me dí cuenta que perdí...
que perdí la vida, pero también la muerte;
que perdí la sonrisa y además la seriedad,
que me perdí, pero me he encontrado.

Estoy tan despierto como dormido,
en este silencio fatal que ensordece
enmedio de una aglomeración solitaria,
en los bordes del centro de la nada.

¿Y ahora qué?... es la pregunta
a la respuesta que busco y se escapa.
A la duda que quema con un frío
que aprisiona la libertad de mi sino.

Y camino tratando de ver hacia adelante,
pero todo es recuerdo, todo es pasado...
Los reglones escritos ahora gritan,
con el ronco estruendo de la lejanía.

Quiero saber pero no quiero entender,
pues si comprendo, estará todo más perdido...
y me vuelco en melancolías y tristezas
que me hacen a veces... sonreír.

¿Y ahora qué?... Empezar lo concluído...
o retornar a lo ignorado... dilemas...
Y el silencio abraza, fuerte y distante
reteniéndo en él cada significado.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Piélago





Abundancia, exceso, demasía...
Se pierde en la cuenta la existencia;
y no queda ni tranquilidad ni paciencia
que contar lo incontable sostendría.

Es tan grande el amor otorgado,
como avalancha de ternura recibido
imposible concebirlo ya enloquecido
ni de resistir al impulso demandado.

Sobrepuja el ansia enardecida,
de amarte entre sueños y verdades,
y en mi alma se alzan ansiedades
que le otorgan el estar agradecida.

En lo mucho que de ti yo me gozo,
se pierde mi humanidad ya agotada
porque contigo todo y sin ti la nada...
confundiéndote en mi risa y mi sollozo.

Es el piélago de tu amor inmenso
en el cual me encuentro enamorado
donde me hallo crecido y abundado,
allí, en tu corazón, glorioso e intenso.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Tus Bellezas




Tienes en ti, dos tesoros maravillosos
uno que cautiva los sentidos
y otro que conquista al corazón.

En aquel que maravilla por fuera,
es tu rostro, es tu sonrisa,
el donaire de tu cuerpo y tu voz.

En ese que domina el sentimiento,
es tu carácter, tu dulzura,
tu pasión, el encanto de tu alma.

Dos tesoros, tus bellezas,
que se acoplan, que se unen,
para hacer de tí, única y especial.

Y tengo la dicha, la alegría,
de poder sentirme deslumbrado
por dentro y por fuera.

La tersura de una rosa
y el frescor de primavera
sobre tu piel y en tu mirada.

La profunda generosidad
de una caricia y la paz delicada
en tu espíritu y tu esencia.