Tiempo que vas y vienes, que terminas y empiezas,
que haces nacer y morir, que detienes y continuas,
tiempo caprichoso, dadivoso y traidor,
que otorgas y quitas, ufano y vencedor.
Tiempo eterno, que pasas sin darnos cuenta
hasta que el último grano de tu reloj de arena
está por caer y entonces borras, eliminas,
caducas, finalizas, el tiempo del tiempo.
Tiempo que entre tu tiempo te deslizas
insensible al tiempo nuestro, siempre agonizante;
y te disfrazas de tiempo humano y entonces
es tiempo de llorar y tiempo de reir...
Tiempo que llenamos de esperanzas,
tiempo que se nos llena de sorpresas
y tenemos cada momento en su tiempo
y tiempo para cada momento, sin tiempo.
Tiempo que debilitas al más fuerte,
que afeas lo mas bello y embelleces
lo que mal se ve, tiempo siempre tiempo,
a nuestro destiempo, o fuera del tiempo.
Tiempo, como un cuento del nunca jamás,
el siempre, el eterno, el para toda la vida...
y para toda la muerte, tiempo sin memoria,
es lo que queda, cuando no queda nada.