viernes, 25 de febrero de 2011

El Ultimo Amigo

"Dedicado a todos los amantes de los libros y a los libros en sí"





Fuiste uno de los primeros,
uno sin voz propia, pero múltiple a la vez,
el que me hizo ver reinos y dragones,
princesas, castillos y bosques encantados...

Estuviste conmigo compartiendo
en tu acostumbrado silencio a mi soledad...
y la borrabas presto y magnífico,
en desiertos mágicos y lugares de ensueño.

Me enseñáste a leer, a comprender...
le diste alas de águila a mi imaginación...
cimentaste mis propias palabras
que en realidad fueron tu regalo...

El aroma de tus páginas; indeleble...
tus letras, tus imágenes; imborrables...
algunas veces vestías de duro abrigo...
y otras de suave y delicado ropaje...

Mis dedos, inquietos e infantiles,
resbalaban acariciando tus hojas
mientras mis ojos, mi mente y todo yo
eramos llevados por ti... al infinito.

Me hiciste marinero, bailarín, soldado,
amigos de todos los animales, mago,
aventurero, rey, campesino, vagabundo,
padre, hijo, explorador, piloto...

Crecí contigo, querido amigo mío...
y fuiste fiel a nuestra amistad... más que yo;
tú siempre presente, dispuesto al abrazo,
al coloquio silencioso, a la cita, a la paz...

Fuiste un maestro ejemplar, inmenso...
moldeaste mi pensamiento, diste forma a mi vida,
abriste universos de conocimiento,
montañas, océanos de opciones...

Llegue a discrepar contigo en algún momento,
y me alentaste a hacerlo... llegue hasta a dudar de ti
y eso te hacía mucho más importante y necesario
borraste dudas, provocaste satisfacciones.

Y sigues conmigo, incansable, dispuesto...
te abres a mí, justo como cuando era yo un niño
continuas sorprendiéndome, enseñándome,
a mí, que ha veces pienso saberlo todo.

Ahora, que mi vida está por llegar a su fin...
querido amigo... casi me siento como tú...
leído, terminado, listo para ser guardado...
después de eso, en verdad quisiera ser como tú:

Haber dejado en los que me leyeron,
la chispa de la duda, el placer de la lectura,
la enseñanza apropiada, la luz del conocimiento,
la curiosidad inflamada y el agradecimiento sincero.

Gracias amigo, eres en verdad,
el último amigo, el más verdadero,
dejaste huella en mi vida... y más allá de ella...
Deséame, un buen viaje al infinito.


"Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres". – Heinrich Heine