jueves, 10 de marzo de 2011

Despojos y Añoranzas





Silencios Indiscretos...

En la más profunda noche del tiempo,
donde el silencio borra al silencio
es donde se encuentra al peor enemigo:
aquel que nace del más puro sentimiento...

El que conoce los secretos, la debilidad,
los miedos, al que se le ha dado todo...
todo lo que se es, lo que se desea...
el que tiene el poder, ese poder del amor.

En ese cruel momento, en que el espejo,
ese plateado de la ilusión se rompe en pedazos,
cae también por el suelo, la paz, la alegría,
la tranquilidad, la sonrisa y se muere en vida.

La inercia de la pena se apodera traicionera
la avalancha del dolor arrastra completo...
y la tristeza, enorme y absoluta,
como trampa gigante aprisiona el corazón.

De ser lo que se era a ser lo que se es,
media un infinito de solitaria frustración
que en pensamientos hirientes cual agujas,
torturan, ahogan, sofocan y matan.

Y se busca, desesperado, el equilibrio...
ese punto medio entre el ayer y el hoy
que salve, que libere, que proteja
más nada hay, sólo vacío... y silencio.

Aquello que consolaba el sentimiento,
se vuelve azote, garfio, espina y veneno...
lo que acariciaba la vida con entrega
es ahora insulto, golpe, tortura y dolor.

No se puede volver al pasado,
no se desea avanzar al futuro
y el presente no es más que una celda
sin llave y sin rendijas, sin salida.

¿Cómo balancear esa vida,
monopolizada ahora por la desazón?
Si cada respiro, duele...
Si cada minuto es desolación...

Al amar se pertenece sin desear...
al peor de los dolores... al más pérfido:
el dolor absoluto del no saber,
del no encontrar, del no entender...

Ni saber, ni encontrar, ni entender,
al que uno siempre y por siempre
ha podido saber, encontrar y entender:
a ese.... al del espejo... a uno mismo.