Jacinto sabía que no obedecer a su padrastro significaba castigos dolorosos. Pero últimamente estaba sintiendo algo dentro de su ser que lo impulsaba a desobedecerle. Muchos eran ya los años que Jacinto era constantemente golpeado por aquel hombre por cualquier motivo, la mayoría de veces completamente injusto.
No recordaba un sólo momento de su vida en relación a su padrastro que no le trajese recuerdos dolorosos, en toda su existencia estando bajo la sombra de aquel ogro, Jacinto nunca había sentido lo que era ser abrazado, apoyado, guiado y por supuesto, respetado.
Recordaba con enorme tristeza cuando el único ser que le demostró amor, su madre, falleció aquel oscuro año en que la lluvia vino con tanta violencia cuando el rancho no aguantó los aguaceros continuos y se vino al suelo, llevándose no sólo techo y paredes, sino también a Eulogia, que esperaba a marido e hijo, que batallaban en el campo tratando de proteger la cosecha, que terminó por perderse, igual que la vida de Jacinto.
Quedó solo, completamente solo a merced de aquel truhán que ni siquiera ante la tragedia de perder a su mujer, cambió siquiera por un instante. La misma noche de la muerte de Eulogia, Jacinto fue brutalmente golpeado por Damian, porque el chico no fue capaz de encontrarle la botella de aguardiente que el padrastro le envió a comprar. Por supuesto era imposible encontrar algo en aquel momento de devastación natural, las lluvias eran fuertes, los ríos crecidos a tope, los caminos completamente impasables, la mayoría de personas encerradas en sus chozas, llorando y rezando para que aquel diluvio cesara por completo o se los llevara para siempre.
Jacinto trató lo mejor que pudo, aunque su alma estaba completamente aniquilada, su querida madre estaba bajo aquellos escombros, su cuerpo santo, frío y sin vida, yacía sin auxilio alguno mientras él había sido enviado a buscar alcohol como si nada sucediese. Todo aquello era una pesadilla. Jacinto lloraba amargamente mientras trataba de evadir los obstáculos de aquel camino destrozado. No comprendía su situación, solo deseaba estar en los brazos de su madre, solo deseaba poder sacarla de aquella montaña de madera y palma que la aplastaba... en un momento, su infantil espíritu se rebeló, aventó la botella y las monedas con violencia y en veloz carrera regresó hacia el desafortunado rancho...
La oscuridad era completa, pero los relámpagos iluminaban por segundos donde Jacinto ponía sus pies... lloraba de angustia, de pena, de dolor... la imagen de su madre se multiplicaba en su mente, la deseaba ver viva y sonriente, pero sólo la veía muerta, seria... su sangre mezclada con el agua y con sus propias lágrimas...
Al fin llegó y se puso enloquecido a retirar con todo lo que tenía de fuerzas aquellos pesados maderos que encarcelaban el frágil cuerpo de Eulogia, no sentía dolor... por ello no sintió las patadas que Damian le propinaba en su cuerpo, el padrastro habíase vuelto loco de rabia al ver volver al muchachito sin su bebida... Jacinto había quedado desmayado sin haber sentido la violencia del ataque...
Aquel momento, había quedado para siempre en el corazón de Jacinto.
Pasaron algunos años, todos ellos coronados por la amargura, la soledad, el arduo trabajo obligado y los consabidos golpes de Damian. El rancho se rehizo. Y Jacinto creció, se hizo fuerte... y de su corazón se escapó la inocencia...
Damian le había ordenado terminar con aquel trabajo antes que acabara el día... No obedecer al padrastro significaba castigos dolorosos... o quizá ya no eran tan dolorosos... el padrastro siempre andaba semi-borracho... siempre buscando su botella de alcohol barato... a los borrachos les suceden accidentes...
La primera lluvia empezó a caer sobre los enormes campos... y arreció en un momento... Jacinto se protegió bajo un toldo improvisado con plásticos y esperó paciente a que la lluvia pasara. Dos horas después la lluvia era intensa y no daba señales de amainar... Jacinto decidió que era mejor volver al rancho.
En el momento en que dejaba la endeble protección de su refugio, sintió que todo el cuerpo se le paralizaba, al mismo tiempo el retumbo de los cielos pareció romper todos los montes, campos y sembrados, la tierra entera se cimbró y en segundos la luz de 100 soles lo encegueció... cayó al suelo, adolorido, sordo, ciego y aturdido por aquella violencia descomunal que lo sacudió...
Se levantó lentamente... acalambrado... mareado... por unos instantes no comprendió lo sucedido... había sido un rayo que casi lo había matado... sin dejar de ver hacia el nublado cielo, temeroso de volver a sufrir otra espantosa sorpresa, se dirigió lo más aprisa que pudo hasta el rancho...
Al llegar, cayó nuevamente de rodillas... sorprendido y asustado, aquella descarga fulminante, había caído justo en el rancho de Damian... la demoledora fuerza de la naturaleza había pulverizado uno de los pilares laterales, la estructura se había venido abajo en segundos y uno de los pesados maderos transversales había caído sobre Damian, que estaba desangrándose sin poder salir de aquella pesada trampa... la lluvia arreciaba... la sangre de Damian se mezclaba con el agua... y pedía ayuda desesperadamente a Jacinto...
La botella de alcohol barato estaba justo a un lado de Damian... Jacinto la tomó... El padrastro gemía de dolor, imploraba al muchacho le ayudara a mover el pasado madero... empezó a convulsionar...
Jacinto empezó a reir... a reir a carcajadas... bajo aquella lluvia cerrada, frente al moribundo padrastro... Jacinto dio la media vuelta... no sin antes decirle a su padrastro... que en cuanto volviera con la botella de alcohol, lo sacaría de su prisión... y continuo riendo mientras desaparecia oculto bajo la gruesa cortina de lluvia...
Damian ya no logró ver desaparecer a su hijastro... y su risa... se fue perdiendo en un eco lejano confundido con la amable voz de Eulogia.
Carlos, me conoces mejor como "LJ"
ResponderBorrarEstá excelente esta "short-story", pude sentir el gusto de jacinto al final.
Saludos amigo!
Señor Poeta:
ResponderBorrarComo todo lo que usted escribe, Jacinto viene a ser una mas de sus hermosas historias que deleita las emociones, logre ponerme en el lugar de jacinto y entender sus rabias, sus miedos, y su satisfaccion al ver como su vida renaceria a partir de la cruda muerte de un ser que amenazaba su existir..tambien puede ponerme en el lugar del padre victima de un vicio y victimario de su familia...y como no sentir mis entrañas revueltas por el dolor y la temparan muerte de la madre..(asi es la vida..la vida real de dulce y de agraz) MIS MAS SINCERAS FELICITACIONES AMIGO POETA..SIGUE, SIGUE CREANDO..YO DISFRUTO! CRYSTY..
Gracias LJ...Mira que panorama más diferente en el que nos encontramos... Gracias por tu comentario, espero tu visita en el futuro.
ResponderBorrarCrysty, le agradezco su opinión, logra usted motivar a este intento de escritor a seguir adelante. Un abrazo sincero.
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