El brillo de la vida, apagado, descolorido,
jardín antaño radiante hoy mustio
donde antes las mariposas adornaban
y ahora lo cubren la flores que han muerto...
Camino que otrora estaba perfumado
de encantos, de ritmos y aromas;
ahora es un desierto, una tumba...
un silencio que avasalla, que domina.
Restos de tiempos mejores, reliquias...
una alegría que se ha detenido
entre las raíces de una desgracia
que esplendorosa ha crecido, aplastante.
El letargo de un mundo en tinieblas,
sordo se pierde el eco de antaño...
nada queda entre las ruinas regadas
no hay esperanza, no hay nuevo día.
Un mar convertido en pantáno,
una pradera que es hoy un yermo
una sonrisa trocada en llanto
y muchos sueños ahora en abandono.