un vientecillo adorna su negrura
que tranquiliza a mi alma iracunda
con caricias étereas llenas de ternura.
Nocturno con sabor de sortilegios
aliento de antiguas libertades,
celestial ritmo de bellos arpegios
nacidos en celestes tempestades.
Ese negro transparente de este cielo,
es el sagrado escudo que defiende
a mi angustia con su poderoso velo,
dándome fé que a mi corazón enciende.
Noche, abismo en que hundo mis temores,
gran liberadora de almas prisioneras
de las pruebas que la vida en sus horrores,
nos marca en sus vías verdaderas.
Penumbra santa, silencio eterno
motivación de sincera conciencia;
donde analizo lo falso y lo cierto,
lo bueno y lo malo de mi existencia.
Hola Poetalibre!
ResponderBorrar¡¡La magia de la noche!!..Esto que relatas es exactamente lo que pasa por un ser Noctámbulo..la noche nos desnuda el alma, tambien es una gran motivadora y a veces una fatal encubridora..una complice buena y mala..(cuando niña me asustaba ahora de grande me acompaña)...
Linda imagen..y no dejo de leerte especialmente en las noches que se pueden..chao Carlitos..cariños desde mi lejana tierra..
(lo siento, pase a borrar el comentario anterior)
La noche, si... la mágica noche... silencios y penumbras... nos permite entrar en un mundo diferente donde como en un espejo nos hallamos a nosotros mismos y podemos analizarnos... descubrir algunos "por qués" y pensar detenidamente en algunos "cuandos".
ResponderBorrarGracias Crysty. Gracias por el diminutivo :-)