Deja Vu... Esa extraña sensación de vivir lo que ya se vivió, cuando cada detalle, movimiento y palabra caen en un molde dejado por ellos mismos en un momento anterior, el cual nos deja por segundos perdidos en la memoria de nuestros días, buscando entre los recuerdos algo que nos de una respuesta que nunca aparece, afortunadamente el deja vu nos hace suyos por apenas unos segundos, de lo contrario sufririamos un paroxismo de locura, un colapso mental al no tener manera de ubicarnos en un pasado que es o en un presente que fue.
Deja Vu, el recuerdo de algo incierto, de algo que lógicamente no puede haber sido, o que si fue pero de una manera completamente diferente, y esos detalles mínimos, algún aroma que flota en el ambiente, algún sonido que inconscientemente percibimos, un color que apenas fue una imágen veloz en nuestra retina, un movimiento de algo, de alguien, un rostro visto sin querer y lo que se desencadena en nuestro cerebro es todo un proceso que une millones de neuronas que se acoplan para traer a la consciencia aquella situación que encaja perfectamente en nuestra memoria actual con el recuerdo de aquella otra, completamente inverosímil a nuestra comprensión.
Podemos además jugar con el deja vu, aunque pierda su naturaleza sorpresiva y autónoma, eso es, al utilizar la imaginación para situar dos niveles de vida que se cruzan en un punto de nuestra vida, una casualidad en el espacio-tiempo y de allí, extraer consecuencias, sean buenas o malas. Es la única manera de poder manejar el deja vu a nuestro gusto, normalmente es él, el que nos toma como rehenes momentáneos dejando a nuestra mente, trabajando más de la cuenta, quizá sea un mecanismo natural con algún fin que no se ha podido precisar.
Ah!... Recuerdo que esto ya lo escribí antes.... ¿o no?
Poetalibre
Cuaderno Blanco - Laberintos Privados - Chispas Interiores - Octubre 2006