BAUL DEL POETA 10 (CORRESPONDENCIA) ENVIADO MAYO 2009
Ya lo dijo Napoleón en algún momento de la historia: "La admiración por el enemigo te conlleva a dos cosas: la victoria sin gloria o la paz anhelada". Cuando los hechos ocurridos en el pasado se muestran a través del lente de la experiencia y se exponen breves, en pensamientos que van dirigidos al consejo de los que en el futuro caminarán la tierra, hay dos cosas resultantes al que pone atención a dichas palabras: O las toma o las deja.
La decisión no es del todo inteligente si no se tiene cierta consideración por los hechos causantes de tales palabras, a la posición histórica del que las transmite y al resultado que llega luego del momento generador.
La admiración por el enemigo es compleja y simple, dependiendo del grado de enemistad y daño que se cause mutuamente. Se basa quizá en que, como tú bien lo has definido, los motivos se entrevean similares, el móvil se mueva en un mismo plano y que ese enmigo resulte a nuestro concepto una contraparte necesaria para ubicar nuestros argumentos en lugares comunes. Resulta de que aunque las ideas sean contrarias, en muchos casos, tienen un mismo origen. Y este o aquel elemento contundente que parecía estar de nuestro lado, no es tal, sino uno que se nos viene encima para desarmar nuestra estrategia. Yo lo tenía, lo iba a usar, lo usaste primero, ya no lo tengo, me quitaste el arma que se veía segura y ahora los mismos conceptos que protegían mis argumentos son decisivos para hacerme morder el polvo de la derrota. Nace sin duda una admiración. El entender que todo en la vida tiene dos caras que deben estar opuestas para ser una realidad, que un lado no es el todo, porque sin el arriba no existe un abajo, sin sombra no se apreciaría la luz. La admiración consiste en darse cuenta que por las razones aparentemente propias, se abre a la comprensión, que esas razones no son nada sino se sustentan en las que se aprecian contrarias, son el complemento para entenderlas individualmente y para que tengan validez.
El no poner atención a la profundidad a la que nos lleva la rivalidad en esta materia, nos condena, tal cual expone Napoleón a la victoria sin gloria. Porque es una victoria que niega la existencia vital de la contraparte que ha sido de capital importancia para que se registre esa victoria. No hay sabor de éxito, cuando no se admira al enemigo y se busca la paz anhelada.
Y lo que en verdad me tiene embelezado, es por supuesto, el verme involucrado precisamente en una situación en la que se manifiesta una analogía a los momentos que dieron origen al pensamiento del emperador francés. No me doy el crédito de que haya sucedido, soy una parte de eso, porque tú eres la otra mitad, pasamos por la misma experiencia y repetimos sin saber, el proceso mental que antes alguien había vivido intensamente como para dejarlo escrito. ¿Cuántos más en este mundo nuestro no estarán cruzando el mismo camino? Suerte a todos.
Por ahora, mi entendimiento me dice que la etapa de la admiración está en proceso, tocó el sentido común de manera arrasadora, nos dio a escoger... ¿lo tomas o lo dejas? - eso dijo... aceptamos... segunda etapa, la declaración, en la cual estamos sumergidos, conlleva la comprensión del momento, que utiliza la memoria para explicar la conducta; la disculpa, que trata de enmendar, si no de borrar, los argumentos violentos y en todo caso innecesarios de defensa; la explicación, al iniciar un camino del todo diferente y que se aprecia prometedor, cautivador, edificante, fascinante y educativo; la mutua alimentación, que forja nuevos senderos de unión y más que todo de curiosidad para comprender aun más esa mente que se antoja como un reflejo con vida propia.
La paz anhelada, es sólo un inicio... la etapa que sigue, me es desconocida pero grandemente deseada; pues tal como dices... es aun temprano. Estoy gratamente conquistado por tu personalidad, me envuelves cálidamente en tus palabras y motivas las mías... ¿no es acaso, agradable para una inteligencia media como la mía el entretejerse con una admirable como la tuya? Definitivamente lo es. Vale la pena, el buscar con ansias la paz anhelada.
Queda ahora... el proseguir, con ímpetus bien marcados.
Tu manejo de la palabra me tiene hipnotizado, y debo sin duda, colocarme a tu altura para no defraudar tu capacidad. Sé que el calor del fuego incendiario aun está cerca... pero tiene que ceder, tiene que apagarse por completo para que podamos descender a la normalidad de la gloriosa amistad entre dos personas que por azahares del destino está físicamente lejanos... aquel nivel de la plática simple... pero animosa.
La decisión no es del todo inteligente si no se tiene cierta consideración por los hechos causantes de tales palabras, a la posición histórica del que las transmite y al resultado que llega luego del momento generador.
La admiración por el enemigo es compleja y simple, dependiendo del grado de enemistad y daño que se cause mutuamente. Se basa quizá en que, como tú bien lo has definido, los motivos se entrevean similares, el móvil se mueva en un mismo plano y que ese enmigo resulte a nuestro concepto una contraparte necesaria para ubicar nuestros argumentos en lugares comunes. Resulta de que aunque las ideas sean contrarias, en muchos casos, tienen un mismo origen. Y este o aquel elemento contundente que parecía estar de nuestro lado, no es tal, sino uno que se nos viene encima para desarmar nuestra estrategia. Yo lo tenía, lo iba a usar, lo usaste primero, ya no lo tengo, me quitaste el arma que se veía segura y ahora los mismos conceptos que protegían mis argumentos son decisivos para hacerme morder el polvo de la derrota. Nace sin duda una admiración. El entender que todo en la vida tiene dos caras que deben estar opuestas para ser una realidad, que un lado no es el todo, porque sin el arriba no existe un abajo, sin sombra no se apreciaría la luz. La admiración consiste en darse cuenta que por las razones aparentemente propias, se abre a la comprensión, que esas razones no son nada sino se sustentan en las que se aprecian contrarias, son el complemento para entenderlas individualmente y para que tengan validez.
El no poner atención a la profundidad a la que nos lleva la rivalidad en esta materia, nos condena, tal cual expone Napoleón a la victoria sin gloria. Porque es una victoria que niega la existencia vital de la contraparte que ha sido de capital importancia para que se registre esa victoria. No hay sabor de éxito, cuando no se admira al enemigo y se busca la paz anhelada.
Y lo que en verdad me tiene embelezado, es por supuesto, el verme involucrado precisamente en una situación en la que se manifiesta una analogía a los momentos que dieron origen al pensamiento del emperador francés. No me doy el crédito de que haya sucedido, soy una parte de eso, porque tú eres la otra mitad, pasamos por la misma experiencia y repetimos sin saber, el proceso mental que antes alguien había vivido intensamente como para dejarlo escrito. ¿Cuántos más en este mundo nuestro no estarán cruzando el mismo camino? Suerte a todos.
Por ahora, mi entendimiento me dice que la etapa de la admiración está en proceso, tocó el sentido común de manera arrasadora, nos dio a escoger... ¿lo tomas o lo dejas? - eso dijo... aceptamos... segunda etapa, la declaración, en la cual estamos sumergidos, conlleva la comprensión del momento, que utiliza la memoria para explicar la conducta; la disculpa, que trata de enmendar, si no de borrar, los argumentos violentos y en todo caso innecesarios de defensa; la explicación, al iniciar un camino del todo diferente y que se aprecia prometedor, cautivador, edificante, fascinante y educativo; la mutua alimentación, que forja nuevos senderos de unión y más que todo de curiosidad para comprender aun más esa mente que se antoja como un reflejo con vida propia.
La paz anhelada, es sólo un inicio... la etapa que sigue, me es desconocida pero grandemente deseada; pues tal como dices... es aun temprano. Estoy gratamente conquistado por tu personalidad, me envuelves cálidamente en tus palabras y motivas las mías... ¿no es acaso, agradable para una inteligencia media como la mía el entretejerse con una admirable como la tuya? Definitivamente lo es. Vale la pena, el buscar con ansias la paz anhelada.
Queda ahora... el proseguir, con ímpetus bien marcados.
Tu manejo de la palabra me tiene hipnotizado, y debo sin duda, colocarme a tu altura para no defraudar tu capacidad. Sé que el calor del fuego incendiario aun está cerca... pero tiene que ceder, tiene que apagarse por completo para que podamos descender a la normalidad de la gloriosa amistad entre dos personas que por azahares del destino está físicamente lejanos... aquel nivel de la plática simple... pero animosa.
"No hay sabor de éxito, cuando no se admira al enemigo y se busca la paz anhelada."
ResponderBorrarQue maravilloso! registrar para dar testimonio que verdaderamente la considerada justicia se siembra en paz para aquellos que “hacen la paz”...pues esta no se encuentra...se costruye..
REALMENTE MEMORABLE!
Este escrito me toca en un momento que presencio sarcasmo e ironias en un grupo de personas adultas,inteligentes,digamos de buen nivel intelectual y me dieron a pensar en la necesidad de algunos de entrar en una batalla campal de palabras para llamar la atencion o sobresalir quizás???
ResponderBorrarHace tiempo que desistí de esas aptitudes,ahora me cuesta comprender el uso de palabras caústicas,agresivas,aunque esten dichas inteligentemente para defender posturas o ideas.
A veces prefiero llamarme a silencio,aprendí a elegir mis batallas y la verdad no encuentro ninguna donde valga la pena desangrarse
En fin...quizás yo sea muy naíf....:)