Espejismo

Primero me traes del cielo tu esencia,
y adornas mi vida con luz,
abres un camino dulce y maravilloso
y me invitas a caminar en él.

Y yo simple humano, solitario,
alejado de aquello que brilla
caigo ciego de placer
ante el resplandor de tu presencia.

Y veo que no todo era malo
en esta vida donde no me acoplaba
que aun tenía un destino
o un sueño que podía cumplir.

Mis días eran música suave,
con cielos azules y
nubes que eran caricias
encantadoras y divinas.

Hipnotizado por el paraíso
que abría sus puertas a mí,
formé castillos y reinos
de doradas paredes.

Pero el cielo no era cielo...
ni la luz era luz,
No había tal destino
ni presencias del amor.

Tal como vino el paraíso,
así vino el averno
donde el ciego se consume
añorando su pasado.