Ante tu cuerpo sin vida

Lucías bella ese día,
jamás te ví tan hermosa,
pálida como una blanca rosa
cortada en su mejor alegría.

Tu rostro sereno y delicado
resumía la paz de tu descanso
que tu espíritu gozaba en un remanso
de ese cielo por todos añorado.

Tus párpados cerrados y tranquilos
sobre esos ojos que tanto me miraron
y que un día inolvidable lograron
incrustarse en mi alma como zafiros.

Tus manos suaves y breves,
posadas sobre tu cuerpo ahora frío,
ellas que con caricias dieron todo su brillo
con suavidades profundas y leves.

Tus labios juveniles y aún tersos,
esos que besé con ternura y con pasión,
que fueron de mi alma adoración,
labios que musitaron con delicia mis versos.

Tu hermoso cuerpo inerte, vacío, yerto
parecia dormido, esperando..
a que llegase a él mi amoroso canto...
pero al verte... también me siento muerto.

Dios decidió que el amor se transformara;
que se convirtiera en oración,
que no fuera de esta tierra nuestra pasión
sino que en el cielo se asentara.

Ante tu cuerpo sin vida, nace la esperanza
de vivir mi vida esperando el momento
de morir para cumplir el portento
de brindarte mi amor en eterna alabanza.

Por hoy acepto que parte de ti baje a la fosa,
que lo que amé con mi cuerpo, se desvanezca
porque el día en que al fin ante ti aparezca,
habremos de amarnos en forma gloriosa.